‘Tierra’ exhorta a mirar con ojos diversos para asistir a una reconciliación con la realidad de lo rural

La reconciliación con lo rural, con la madre tierra, con uno mismo. La reflexión sobre hacía dónde nos dirigimos, muchas veces sin ser realmente conscientes de ello. La posibilidad de parar, de saber hacerlo; de reconocerse y reinventarse. Esa es la realidad que destapa el montaje ‘Tierra’, y lo hace desde una mirada diversa. Tan diversa como el equipo implicado en esta producción de La Diversa, que se estrenó anoche dentro del ciclo ‘Creación en el Infanta’ del Festival de Otoño de Jaén.

Y precisamente a mirar con ojos diversos es a lo que invitó el reparto de la obra a todos los espectadores que se dieron cita en el teatro jienense. A contemplar todo aquello que a veces nos pasa desapercibidos por el trepidante ritmo diario de las ciudades. A parar y decir basta a todo aquello que no tiene que ver con uno mismo. La Diversa presentó ayer una propuesta escénica muy sólida, contundente y bien desarrollada. Sobresaliente fue la entrega del reparto; la verdad de la dramaturgia de Chelo Valero; o la inspiradora música compuesta para la ocasión por José Rodríguez. Emocional, sensible, puro y potente. Así fue el estreno de ‘Tierra’. Y sobre todo diverso, porque miraba por y para todos.

La Compañía de Danza y Teatro La Diversa cuenta en ‘Tierra’ la verdad de dos mujeres, África y Estrella, que se ven obligadas a tomar la determinación de cambiar la ciudad por el pueblo y en este viaje descubren valores y personas que cambiarán sus vidas. A través de esa trama, el público se enfrenta a “escenas llenas de sensibilidad y emoción, de belleza y creatividad donde la Tierra y la ruralidad de los pueblos van de la mano, contado desde el lenguaje expresivo, auténtico y genuino del colectivo», adelantaba hace unos días Chelo Valero, actriz y responsable de la dramaturgia del proyecto.

El proceso de creación de ‘Tierra’ partió de la investigación tras las entrevistas que se realizaron previamente a diferentes personas que viven en entornos totalmente dispares, muchos en la denominada España Vaciada. Esta información resultó vital para la creación de la obra, pues como señaló la propia Valero, teníamos la responsabilidad de llevar a escena aquello que nos preocupa como sociedad”. Esa preocupación se ha hecho tangible envuelta en una maravillosa atmósfera, adornada aún más por la música original de la obra, compuesta ex profeso para el montaje por José Rodríguez, que ha arropado a un entregado elenco, compuesto por un grupo de profesionales diversos con capacidades diferentes.

Proceso vivencial

Y es que esta primera representación de ‘Tierra’ ha sido el resultado de ese texto dramático realizado por Chelo Valero, pero evolucionado y llevado aún más arriba por el trabajo realizado durante los meses de residencia en el Infanta Leonor. Como señalaba hace unos días la propia directora de La Diversa, Eva Domínguez, lo más importante de este montaje ha sido “lo rico y vivencial, todo lo que se ha ido generando mientras la preparábamos. Siempre dentro de una dramaturgia, pero ha ido creciendo con las vivencias de todas las personas que forman parte del elenco. Lo mejor ha sido aprovechar todo el talento y capacidades de estas personas”.

La puesta en escena de ‘Tierra’ atrapaba al espectador desde el primer instante. Los personajes, la dramaturgia, un montaje diverso que estuvo signado en todo momento, para personas no oyentes o con dificultades de audición, y narrado para que espectadores con problemas de visión conocieran hasta el último movimiento en la escena. Los impulsores del proyecto querían ojos y miradas diversas, y las captaron desde el minuto uno. El público quedó atrapado por como evolucionaba la historia de esas dos mujeres, que al llegar al pueblo sufren un cambio radical en sus vidas. África se reorienta, acepta con los brazos abiertos todo lo bueno que le ofrece ese nuevo universo, decide replantear su vida, reinventarse. Y lo hace desde la felicidad absoluta. Estrella en cambio vive anclada en la ciudad, no puede o no quiere dejar lastres atrás y sigue atada a su ser anterior. A pesar del profundo amor existente entre ambas, la esclavitud urbana de Estrella no las deja evolucionar en común, porque “la vida es infinitamente tan sencilla, que a la vez se nos presenta irremediablemente compleja’.

La madre Tierra es también protagonista en este montaje. También reivindica una reflexión del humano que ha olvidado la esencia de su ser. Se presenta dolida, cansada y ofendida, porque ha pasado “de madre de la vida a vertedero de los excesos de la vida”. Por eso no duda en gritar a sus inmisericordes hijos “me estáis dañando”.

 ‘LA DIVERSA’ se ha estrenado en este proyecto, uniendo e integrando dos proyectos jienenses de larga y consolidada trayectoria, como son ‘La Integral Psicodanza’ y ‘Art-Diversia’, y teniendo detrás expertos profesionales de la cultura como son la directora y coreógrafa Eva Domingo, el creador plástico Juan Ramón Fernández Puñal o la dramaturga y actriz Chelo Valero, además de todo el equipo multidisciplinar que compone la compañía.  Comprometidos con la cultura y la diversidad y especializados en la inclusión social y educativa, generan en sus trabajos sinergias desde una visión global.

El 23 Festival de Otoño de Jaén está organizado por el Ayuntamiento de Jaén y el patrocinio de Diputación Provincial de Jaén, Fundación Unicaja Jaén, Caja Rural de Jaén, Centro Asociado de la UNED de la provincia de Jaén, Aqualia, Grupo Mesgal, Universidad de Jaén, CajaGranada Fundación y CaixaBank, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Jaén, Grupo Ávolo, Asociación Cultural Festival de Otoño de Jaén y El Corte Inglés. Colaboran Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, Real Sociedad Económica de Amigos del País, Construcciones Calderón, Cabildo Catedralicio, Fundación Diagrama, Grupo EULEN y Cooperativa Ciudad de Jaén. Como partner tecnológico se cuenta con el apoyo de Jaén Wifi.

‘La Ceremonía del té’ abraza la pérdida desde el humor para recolocar los sentimientos en un espacio vital y esperanzador

Una atmósfera oriental, minimalista, se instaló sobre el escenario del Teatro Infanta Leonor para arropar una historia que afronta la pérdida, la muerte, desde una postura vitalista, positiva, esperanzadora. ‘La Ceremonia del té’ se vistió como una tragicomedia muy bien pertrechada por Manuel Sutil, en una nueva cita con el 23 Festival de Otoño de Jaén, en esta ocasión a través de una propuesta escénica en la que comulgaron diferentes lenguajes escénicos.

‘La Ceremonia del té’ abría anoche el ciclo ‘Creación en el Infanta’, propuesta incluida en el Festival de Otoño de Jaén que organiza el Ayuntamiento de la capital. Pero a la vez era el proyecto con el que debutaba en la dirección y la producción Manuel Sutil; que además ha actuado en este montaje que parte de un texto escrito por él mismo. La obra se centra en el duelo por el que Manuel transita tras la pérdida de un ser querido. Para contar este difícil proceso el autor se apoya en el hecho teatral para narrar qué ocurriría si su madre, enferma de cáncer y convertida en un títere al que sostienen para dar vida, muriera. El autor, presente en escena, conquista para ella la inmortalidad, valiéndose del arte. Así, la trama se narra a través de diferentes lenguajes escénicos, como la danza, máscaras, títeres, clown y lenguaje audiovisual. Y siempre en pos de una máxima: “¡Quiero vivir! Lo quiero hacer con alegría y con humor”.

Y es que como el propio autor ha señalado de su obra, ‘La Ceremonia del té’ es “un canto a la vida” para después profundizar en que se trata de “una autoficción, una tragicomedia que muestra la vida humana tal cual es: un collage tragicómico, absurdo, surrealista, lleno de fantasía, sueños y amor;una montaña rusa de emociones en la que sus personajes, lidiando con el destino que se les impone, se rebelarán contra el autor, siempre opuesto al cambio de roles que le reclaman”.

Acompañaban a Sutil en el escenario, Analó Fernández, César Guerra, Nerea Garciolo, Lola Jiménez, Miriam Tazi, Juanma Jiménez y Johnny St. El montaje se desarrolló en un solo acto repartido en varios capítulos; y en el mismo confluían dos historias, la que Manuel Sutil como autor quería contar y la que realmente se cuenta en el escenario, porque algunos de los personajes se rebelan en contra de lo que el autor ha escrito, oponiéndose a la idea de que su madre muera. La historia está ambientada en Japón, y tiene que ver con las teorías taoístas como forma sagrada para encontrar la inmortalidad, por eso la escenografía destaca por su minimalismo, al más puro estilo japonés, convirtiendo el espacio en un lugar sagrado.

De esta manera, la obra jugó entre la recreación del montaje escrito por Sutil, y otro plano cercano a la realidad en el que ese montaje se ve interrumpido por esos personajes que se oponen a lo que dicta el libreto. Especialmente su madre, interpretada por Analó Fernández que, en un excelente derroche actoral plagado de humor, reta a su hijo a plantear otro desenlace más allá de su marcha. El personaje de Sutil también lucha entre su deseo de representar esa obra que pretende hacer inmortal a su madre, y los propios sentimientos de ella, que no quiere irse, que no desea abandonar este mundo, y que se agarra a los momentos, instantes y situaciones positivas que surgen a pesar de la enfermedad. Su madre, Ana María, vive por sus sueños a pesar de todo. Siente por lo vivido, por encima de todo.

Sutil demuestra en ‘La Ceremonia del té’ un auténtico conocimiento y manejo de la dramaturgia, rompiendo en multitud de ocasiones la cuarta pared para interactuar directamente con el público; jugando con el flash back para profundizar en esa relación con su madre y reforzar la trama; utilizando recursos del teatro de lo grotesco, en ese juego constante entre el humor y la tragedia que se entrelazan y conectan continuamente.

Y es que ese registro del humor está muy presente en el montaje de Sutil, pero es solo la puerta que abre el camino a la reflexión sobre lo que significa la pérdida, sobre lo que supone asumir la marcha; de cómo inmortalizar lo que se va pero que no se quiere dejar marchar. Y el autor deja una puerta abierta a la ilusión, a la recompensa de los momentos vividos a pesar de la tristeza; a las palabras nunca dichas o sentimientos no visibilizados que aparecen en estos instantes en los que ronda la pérdida; al sosiego que da paso a la agitación; a los momentos vividos y los sueños sostenidos.

Sutil traslada en el grito de su madre de “quiero vivir” un alegato a la vitalidad frente a la oscuridad. Recompone los sentimientos, los recoloca y busca la esperanza a través del amor. El público asistente al estreno de ‘La Ceremonia del té’ acogió muy bien el trabajo de la compañía jienense. Sintió a través de la risa y las emociones, y eso se plasmó en el sonoro aplauso con el que recompensó a los artistas que se entregaron plenamente sobre el escenario jienense.

Como se ha indicado, ‘La Ceremonia del té’ ha sido el montaje que ha inaugurado el ciclo ‘Creación en el Infanta’, pero a su vez ha supuesto el arranque definitivo de Lolitario teatro, el proyecto de Manuel Sutil como director y que se conforma como una compañía que se expresa a través de diferentes lenguajes y técnicas escénicas.

El 23 Festival de Otoño de Jaén está organizado por el Ayuntamiento de Jaén y el patrocinio de Diputación Provincial de Jaén, Fundación Unicaja Jaén, Caja Rural de Jaén, Centro Asociado de la UNED de la provincia de Jaén, Aqualia, Grupo Mesgal, Universidad de Jaén, CajaGranada Fundación y CaixaBank, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Jaén, Grupo Ávolo, Asociación Cultural Festival de Otoño de Jaén y El Corte Inglés. Colaboran Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, Real Sociedad Económica de Amigos del País, Construcciones Calderón, Cabildo Catedralicio, Fundación Diagrama, Grupo EULEN y Cooperativa Ciudad de Jaén. Como partner tecnológico se cuenta con el apoyo de Jaén Wifi.